Las redes sociales son espacios creados para que usuarios compartan información, momentos y mantengan contacto con personas que se encuentran lejos de ellos. En la actualidad el uso de ellas ha incrementado, y por consecuencia, muchos se han vuelto adictos a estas , afectando así su entorno social y volviéndose más propensos a sufrir de ansiedad y depresión. El Dr. Hender Rangel, psiquiatra de Centro Clínico Fénix Salud, nos explica un poco sobre como es la depresión disfrazada y cómo las redes sociales afectan a las personas.

Es común, que muchos valoren a otros usuarios en redes sociales por el número de seguidores que tienen, otros se dedican a detallar un poco más allá y verifican si la cantidad de seguidores corresponde a la cantidad de “likes” que reciben esos usuarios en sus publicaciones. Este proceso probablemente les lleve sin darse cuenta a consumir una cantidad de tiempo considerable, que muchas veces pierden el origen de donde partieron hasta llegar a la publicación que tienen en frente.

El Dr. Hender comenta que este recorrido siempre va acompañado de juicios de valor y en su mayoría no están relacionados a los usuarios sino a ellos mismos. “El pensamiento de la maravillosa vida que debe tener esta persona que tiene tantos seguidores, debe ser extraordinaria, se ve feliz, es tan hermoso(a), etc. Para cuando llegamos a esto, sentimientos como la tristeza, el miedo, la sorpresa y la ira, ya han sido los rieles de una montaña rusa por la que llevamos horas”, explica el psiquiatra.

La dificultad de reconocer más de un punto de vista en cada situación, conlleva a algunos a sobrevalorar o infravalorar cosas, personas, momentos y escenas, pero usando como parámetro de valor, sus propias vidas. Rangel, añade que “el ideal de belleza y de vida revienta en sus caras, diciéndoles en la mayoría de los casos, que su vida está muy mal, generando un círculo vicioso que pueda ser indetenibles y con finales catastróficos para algunos”. También señala que “las redes sociales son vehículos extraordinarios, pero como vehículos, requieren que quien los conduzca tenga un mínimo de conocimientos para manejarlos sin hacerse daño a ellos y a los demás”.

Es por esta razón que él recomienda la importancia de verificar los daños que produce el idealizar la vida de las personas en las redes sociales, así como también, invita a que debe haber un momento en el cual debemos detenernos y buscar ayuda con un profesional. Por otra parte, asegura que “la depresión no solo puede ser una consecuencia de una mala conducción en redes sociales, sino que también es una expresión que se manifiesta gracias a ella. La depresión no viene sola, viene acompañada con acciones y comportamientos, y la persona para intentar compensarla o disfrazarla comete múltiples errores, que en algunos casos no solo se lesionan a ellos mismos, sino a terceros ”.

Por último, nos deja un mensaje para reflexionar “conducir es extraordinario, los que manejamos con gusto, lo disfrutamos. De eso se trata vivir, del disfrute y el poder compartirlo de manera saludable. Te invitamos a revisar las señales de tránsito de tu vida, para que las reconozcas y puedas transitar por las redes sociales de manera responsable”.

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