DÍA MUNDIAL DE LA LUCHA CONTRA LA DEPRESIÓN: 13 DE ENERO

El 13 de enero se conmemora el Día de Mundial de la Lucha contra la Depresión. Esta fecha persigue alertar sobre esta enfermedad que, según datos que suministra la Organización Mundial de la Salud, afecta a 350 millones de seres humanos en el mundo. No se debe confundir la depresión ni con los cambios en los estados de ánimo, ni con las respuestas emocionales momentáneas a los problemas que enfrentan las personas en la vida cotidiana.

La OMS considera que más del 90 % de los afectados por la depresión en el mundo no recibe tratamientos adecuados a la enfermedad debido tanto a factores como la falta de recursos y de personal capacitado como a la estigmatización de los trastornos mentales y a la evaluación clínica inexacta. Mientras muchas personas con depresión no son correctamente diagnosticadas, otras son diagnosticadas y tratadas con antidepresivos sin padecer un estado depresivo.

¿Qué es la depresión?

Las bajas en el estado de ánimo, la pérdida del interés por las cosas, la pérdida de la capacidad de disfrutar, la disminución de la energía para realizar las actividades cotidianas, los estados de ansiedad, las alteraciones del sueño y del apetito, la dificultad para concentrarse e incluso padecimientos físicos sin explicación médica, son síntomas de la depresión. De acuerdo a la intensidad, número y duración de estos síntomas, los estados depresivos se clasifican en leves, moderados o graves.

La depresión puede convertirse en un problema de salud serio que, cuando se hace persistente, causa gran sufrimiento y altera las actividades normales de las personas. En los casos muy graves puede llevar a quien la padece hasta el suicidio, lo que según la OMS constituye la segunda causa de fallecimiento de las personas entre 15 y 29 años de edad.

¿Qué causa una depresión?

Aunque no se conocen exactamente las causas de la depresión, se han identificado algunos factores que pueden predisponer a las personas a padecerla. Estos factores pueden ser genéticos, bioquímicos, o situacionales.

Mientras algunos estudios bioquímicos relacionan la depresión con una baja producción de neurotransmisores como la serotonina, otros estudios han llegado a la conclusión de que los hijos de padres depresivos tienen mayor probabilidad de padecer una depresión, lo que agrega la existencia de un componente genético a las causas que podrían producirla.

Entre los factores que pueden llevar a una persona a sufrir una depresión se encuentran la pérdida de un familiar o amigo cercano, las dificultades económicas, los cambios de residencia, la ruptura de la pareja, los problemas legales, las malas relaciones con la familia o la separación de los hijos del hogar materno.

La depresión es una enfermedad que puede ser tratada médicamente aún en los casos más graves. Los tratamientos para la depresión generalmente combinan terapias psicológicas y psicofármacos con el acompañamiento de apoyo y es por ello que la persona que presente los síntomas mencionados y crea que sufre una depresión debe consultar con un especialista en psiquiatría o en psicología, que son los profesionales capacitados para efectuar un diagnóstico correcto y descartar otras enfermedades físicas que presentan síntomas parecidos a los de la depresión. En ningún caso la persona debe auto medicarse con antidepresivos, sedantes o somníferos si estos no han sido recetados por el especialista tratante de su padecimiento.

Como parte inicial del tratamiento para la depresión, quien la padece debe hablar de ella bien sea con el especialista que le atiende, con la familia o con su entorno más cercano, para obtener la ayuda necesaria y vencer así la estigmatización que la sociedad ha hecho de los problemas mentales de los seres humanos.

  

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