¿Qué es el asma infantil y cuándo podemos decir que un niño es asmático?

El asma es una enfermedad que produce inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias, lo que trae como consecuencias dificultad para respirar, tos, opresión en el pecho y sibilancias, lo que las madres de niños asmáticos suelen expresar como un silbido o pito al respirar. Cuando los padres sospechan que su hijo pudiera padecer asma es necesario consultar al pediatra quien está capacitado para instruir a los padres para escuchar y reconocer los ruidos pulmonares que provoca la enfermedad. 

En los niños que padecen el asma se pueden presentar problemas para dormir a causa de la dificultad para respirar, la cual se puede observar igual cuando practican juegos en los que corren o se ejercitan mucho. También puede ocurrir que al niño que tiene una gripe o un resfriado se le presenten episodios de tos y silbidos o que, cuando adquieren una bronquitis o infección respiratoria, la recuperación sea lenta. 

A veces el diagnóstico del asma puede ser difícil pues la bronquitis infecciosa y otros problemas respiratorios presentan síntomas iguales a los del asma y por ello, ante esos síntomas, es imprescindible consultar al pediatra.

Hay muchos factores desencadenantes de las crisis de asma en el niño que la padece; entre estos se encuentran los resfríos y la gripe; el humo de la madera, del carbón o del aceite; el  pelo de las mascotas; la contaminación del aire; la humedad del clima; el clima frío; algunos medicamentos como la aspirina y el ibuprofeno; los peluches cargados de polvo ambiental; los ambientes con humo de tabaco y los alérgenos contenidos en los alimentos o en el ambiente, tales como el gluten, las proteínas de algunas carnes, los crustáceos, las esporas, el polen, el moho ambiental, entre otros. 

Entre los factores de riesgo que podrían incrementar la probabilidad de que el niño desarrolle el asma se incluyen la exposición al humo del tabaco de la mujer embarazada, las reacciones alérgicas previas en el niño, antecedentes familiares de asma o alergias, el padecimiento de rinitis o sinusitis, el vivir en una zona de alta contaminación ambiental.

El asma en los niños no se cura y puede persistir hasta la adultez, pero con un tratamiento adecuado puede ser controlada, se puede evitar el daño pulmonar y el niño puede llevar una vida normal.

¿Cuándo una crisis de asma en el niño se hace grave y necesita atención médica de urgencia? 

Aunque en los niños que tienen un buen control del asma por parte de su pediatra no suelen presentarse crisis graves de asma, siempre existe la probabilidad de que algún factor ambiental desencadene la misma. Si la madre nota que al niño se le intensifica la dificultad para respirar, se le torna color violeta la parte superior de los labios, se le acelera el pulso, suda, usa los músculos del abdomen para respirar, presenta dilatación de las fosas nasales al respirar, al inhalar se le hunde el abdomen bajo las costillas y debe hacer pausas al hablar para respirar, es imprescindible buscar atención médica de emergencia pues es muy posible que el niño requiera ser hospitalizado para suministrarle oxígeno y aplicarle el tratamiento adecuado para solucionar la crisis.

En síntesis, un buen control y seguimiento por parte del pediatra, el vivir en un ambiente sano y ventilado, además de evitar la exposición del niño a los factores desencadenantes del asma, son hábitos que ayudan de manera eficiente a prevenir los ataques de asma.

Es necesario que la madre tenga siempre presente que el medicamento que se vaya a suministrar al niño asmático debe ser indicado y aprobado por el pediatra, que es la única persona profesionalmente capacitada para decidir el tipo y dosis de medicamentos a utilizar para el tratamiento del asma o de cualquier otro padecimiento infantil.

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