Sigmund Freud, a principios de los 1900 ya hablaba abiertamente del humor y lo consideraba como una operación defensiva de las más importantes para enfrentar el sufrimiento.  Lo que significa que probablemente le otorgó la misma importancia que los antiguos pensadores al estado de ánimo. Hablar de depresión y ansiedad, es hablar de alteraciones del humor.

La pandemia por el virus de SARS-Cov2, conocido como COVID-19, nos confinó a todos en el mundo, enfrentándonos con nuestros grandes demonios. Para algunos fueron sus propios familiares, para otros fueron sus amigos y absolutamente a todos con uno mismo.  De manera tal que las poblaciones más susceptibles de alteraciones del humor serían aquellas que el distanciamiento social y el quedarse en casa alteraran su dinámica habitual de manera vital.  ¿Quiénes serían?, la gente joven, los niños, adultos con alguna condición de base que empeorarían ante el encierro.

La pérdida de las rutinas familiares, la ausencia de las actividades escolares, el aburrimiento, las dificultades para salir con los amigos, entre otros, son algunas de las causas relacionadas con los problemas psicológicos que se afianzan en la actualidad.

El aislamiento es una de las medidas tomadas a nivel mundial para disminuir la ola de contagios del COVID-19, lo que ha afectado el estado de ánimo de toda la población; sin embargo, los más vulnerables han sido los niños, niñas y adolescentes. De ahí la importante prevalencia de síntomas psicológicos (estrés, ansiedad, tristeza, adicciones). Por este motivo, el doctor Hender Rangel, especialista en psiquiatría del Centro Clínico Fénix Salud, nos explica cómo podemos manejar esta situación.

¿Cuál es la principal causa de depresión y ansiedad de los jóvenes durante la pandemia?

—Como todos lo hemos vivido, el confinamiento y el distanciamiento físico, han sido la principal causa de ansiedad inicialmente en jóvenes y posteriormente desarrollo de depresión. Recordando que, para este grupo, es de vital importancia la interacción.  Que, si bien han podido sublimar a través de las plataformas digitales, nada sustituyen un estrechón de manos, un abrazo y un beso de mejilla, cuando se hace con sentimiento.

¿Es posible que la ansiedad de los padres se trasmita a los niños?

—La respuesta es afirmativa, el ambiente en donde nos encontramos, si bien no es el único determinante, tiene una influenza muy importante con el desarrollo de las alteraciones del humor.  La ansiedad no se comporta como una enfermedad infecciosa, pero también es muy cierto que puede alcanzar a todos, en los grupos familiares y especialmente a niños y adolescentes.

¿Cómo se puede evitar la aparición de ansiedad en los niños y adolescentes durante la pandemia?

—Ya el tiempo tan prologando de esta contingencia humana ha permitido evaluar grupos familiares y obtener hallazgos que permiten ofrecer recomendaciones concretas. Una, por ejemplo, ha sido integrar a los niños, niñas y adolescentes a las actividades del hogar, evitando mostrarlos como una forma de castigo u obligación, sino como una actividad de convivencia que les ayude a interactuar de manera más íntima en el contexto familiar.  Lavar los platos puede convertirse en una terapia liberadora de tensión cuando se hace acompañado de un ser querido y que durante el proceso se rememoran situaciones agradables del pasado que nos hagan reír.  Ver un programa de televisión juntos, que les haga intercambiar sus opiniones y sus expectativas a futuro, forma parte también de un proceso terapéutico innato.  Entendiendo entonces, que es el acompañamiento, sin crítica, sin rencor una de las mejores armas para prevenir las alteraciones del humor en niños, niñas y adolescentes.

¿Quiénes los han sufrido más, niños o adolescentes?

—Numéricamente, son los adolescentes a los que pueden diagnosticarse con mayor facilidad estas alteraciones en el humor.  Dado que los niños tienen múltiples formas de manifestar ansiedad, que en gran parte de los casos dificulta el diagnostico.  La ausencia de concentración, la irritabilidad a flor de piel, en niños que antes no la tenían, debe ser una señal de alerta.  Al igual, que aquellos signos de comenzar chupar el dedo, volver a orinar la cama, deben alertar a los padres que es momento de revisar, junto a un especialista qué está pasando.

¿Qué recomendaciones nos puede dar para que los padres e incluso para que los mismos afectados puedan manejar esta realidad?

—A los padres, que la prevención es lo más importante, no hay nada más dañino que sentirse solo estando acompañados.  Mantener a los niños en sus cuartos, en la computadora, o dispositivos electrónicos para pasar el tiempo, solo debe ser una alternativa.  La convivencia es la mejor arma y para convivir hay que vivir y para ello, tenemos que estar al lado del ser querido, escuchar, interactuar. Para los afectados, primero hay que reconocer que algo no está bien, sin pena, sin vergüenza.  Romper el estigma que un proceso mental es para débiles, es para los locos.  Demos gracias que no hemos terminado todos desquiciados luego de tanto tiempo de encierro, permitamos que nuestros seres queridos estén allí para nosotros, así como nosotros lo estamos para ellos. Para los jóvenes, cibernautas, busquen apoyo en grupos de similares, pero con orientación de profesionales.  La terapia vía web, no es algo nuevo, la psiquiatría transpersonal forma parte de una historia útil que alcanzó su mayor auge en pandemia. Y si hace falta, tratamiento farmacológico, afrontemos su uso, para evitar seguir en sufrimiento.  El humor y la risa como medicina sanadora seguirá siendo como el agua tibia, fácil de descubrir. Pensar que falta menos, para volver a reencontrarnos es un pensamiento que debe inundarnos cada mañana.

 

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