La disgrafía es un término que se refiere a dificultades con la escritura. Muchos expertos consideran que es un problema en las habilidades de transcripción (escritura a mano, mecanografía y ortografía).

Cabe destacar que no es un problema de manifestación de pensamientos. Sin embargo, cuando el paciente tiene problemas con la transcripción, pueden verse entorpecidos sus pensamientos, ideas y la forma de transmitirlas. La disgrafía no es una cuestión de inteligencia. Las dificultades que se manifiestan suelen estar causadas por problemas en las habilidades motrices, como por ejemplo, escribir más lentamente, además, suelen tener problemas de ortografía porque les cuesta formar las letras cuando escriben.

Señales de disgrafía:

  • Escritura desordenada
  • Caligrafía con escasa consistencia y extraña, por lo que es difícil de leer
  • Problemas con las reglas ortográficas, sobre todo a la hora de acentuar
  • Gestión deficiente del espacio entre palabras, frases o líneas
  • Puntuación errónea
  • Errores gramaticales

Cómo afectan los problemas de motricidad a la escritura

La producción de la escritura implica diferentes habilidades motoras. Por ejemplo, las personas utilizan la motricidad fina para sujetar los útiles de escritura. Utilizan la motricidad gruesa para mantener el brazo en la posición correcta. Y utilizan la planificación motora para formar y espaciar las letras.

Tener problemas con la motricidad tiene un efecto directo en la transcripción. A los niños que tienen estos problemas se les puede diagnosticar trastorno del desarrollo de la coordinación (TDC), también conocido como dispraxia.
Se pueden definir a las enfermedades mentales como alteraciones emocionales, cognitivas o de comportamiento dentro de las cuales están involucradas las emociones, la motivación, la cognición, la conciencia, la conducta, el aprendizaje o el lenguaje por lo que a las personas que padecen de enfermedades mentales les resulta difícil, o imposible en algunos casos, adaptarse al entorno cultural y social que les rodea.

Cómo se diagnostica la disgrafía:

Generalmente el docente es quien percibe que hay una dificultad en el infante y sugiere a los padres o representantes que el niño sea diagnosticado por un especialista (fisioterapeuta o terapeuta ocupacional), ellos realizan las evaluaciones para determinar las habilidades motoras del paciente que le están afectando.

Cómo ayudar

Hay muchas formas de ayudar a la disgrafía en casa, en la escuela y en el trabajo. Dos tratamientos comunes son la terapia ocupacional (TO) y la fisioterapia (PT). Los terapeutas ocupacionales ayudan a mejorar la motricidad fina y la planificación motriz. Los fisioterapeutas trabajan la motricidad gruesa.

Cuanto antes se inicie la terapia, mejor. Los niños pueden recibir adaptaciones para evitar que la disgrafía se interponga en el aprendizaje.

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