¿QUÉ ES LA TENSIÓN ARTERIAL NORMAL?

Tensión arterial es la fuerza ejercida por la sangre contra las paredes de las arterias al ser bombeada por el corazón para llevarla a todas las partes del cuerpo con el fin de suministrar oxígeno y nutrientes a éste y eliminar el dióxido de carbono y los elementos residuales. 

A mayor tensión arterial, es mayor el esfuerzo que tiene que hacer el corazón para bombear la sangre. Existen dos tipos de tensión: la sistólica que es la producida por el latido del corazón y la diastólica que es producida cuando el corazón se relaja. La tensión arterial se mide en milímetros de mercurio (símbolo mmHg) que, aunque no es una unidad incluida en el Sistema Internacional de Unidades, tiene validez en contextos especializados como la medicina, la meteorología, la aviación entre otros.

La persona de tensión arterial normal debe tener un estilo de vida y una dieta saludable para prevenir o retrasar la aparición de la hipertensión o cualquier otro trastorno de salud. 

La tensión arterial normal en un adulto, es aquella en la cual la tensión sistólica, es decir la producida cuando el corazón late, es igual a 120 mmHg y la tensión diastólica, la que se produce cuando el corazón se relaja, es igual a 80 mmHg. Cuando la tensión sistólica alcanza un valor igual o mayor que 140 mmHg y el valor de la tensión diastólica es igual o mayor que 90 mmHg, la tensión arterial es considerada como alta o elevada. 

La tensión arterial alta o elevada, conocida como «hipertensión» en general se puede presentar a partir de los 40 o 50 años, aunque el estilo de vida contemporáneo puede causar que se presente antes, sobre todo en los habitantes de las grandes ciudades y por ello es importante que la persona se haga un control periódico de la misma. La hipertensión es, en términos médicos «un factor de riesgo», lo que significa que la persona está en una circunstancia en la que aumenta la probabilidad de presentar algún problema de salud. A la hipertensión se le llama «el asesino silencioso» por ser un trastorno de salud crónico que muchas veces no produce síntomas y si no es detectado a tiempo puede producir lesiones en los órganos vitales, entre ellos, el corazón y el cerebro.

La tensión arterial puede variar durante el día, por ejemplo, cuando desarrollamos actividades que requieren un mayor esfuerzo físico aumenta el trabajo del corazón y por eso la medición de la tensión arterial se debe realizar en reposo. La hipertensión arterial no se cura, pero al cumplir debidamente el tratamiento recomendado por el médico y adoptar un estilo de vida y una dieta saludables, se pueden prevenir los trastornos de salud que la hipertensión pudiera producir. 

En conclusión si una persona tiene la tensión arterial normal o padece de hipertensión siempre es mejor llevar un estilo de vida en el cual sea un hábito procurar mantenerse en un nivel de peso normal; hacer algún ejercicio físico diariamente durante 30 minutos, tales como caminar, montar bicicleta, nadar o bailar;  evitar el tabaquismo; evitar el consumo excesivo de alcohol; reducir el consumo de sal y de café; controlar los factores que producen estrés y mantener una dieta saludable que contenga gran cantidad de cereales integrales, frutas, verduras y productos lácteos con bajo contenido de grasa, esto último para reducir el colesterol. El consumo habitual de frutas y verduras, que son una buena fuente de potasio, puede ayudar a reducir los efectos negativos del sodio contenido en la sal y en los alimentos procesados industrialmente, sobre la tensión arterial. 

Además de la práctica de estos hábitos, para el hipertenso es importante la consulta regular con el médico quien puede aconsejar la frecuencia con la que debe ser medida la tensión arterial y el tratamiento más adecuado para cada caso particular. El control en el hogar con monitores de presión que se encuentran en el mercado disponibles al público sin ningún tipo de receta, también debe ser consultado con el médico.

 

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